Con mucha alegría la Arquidiócesis de Sucre celebró la Ordenación Diaconal de 4 hermanos que se unen a la familia del Clero Diocesano. La celebración fue presidida por Mons. Adolfo Bittschi, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis y concelebrada por Mons. Ricardo Centellas, Arzobispo de Sucre; Mons. Jesús Juárez y Mons. Edmundo Abastoflor, Arzobispos Eméritos, acompañados del presbiterio, seminaristas, familias y amistades que compartieron la alegría de la Orden Sagrada en la Catedral Metropolitana Primada de Bolivia.
Mons. Adolfo Bittschi en su homilía agradeció a Dios que hizo el llamado y a los diáconos que respondieron a su vocación. Igualmente a los formadores del Seminario “San Cristóbal” en Sucre y Seminario “San José” en Cochabamba. También a sus padres, familiares y a todos los fieles del Señor que se dieron cita para orar por los candidatos. Señaló que esta ordenación se realiza durante el SÍNODO 2021 – 2023, convocado por el Papa Francisco, acontecimiento que ayudará a recordarlo siempre:
Se ordenarán Diáconos para servir a la comunidad, a la Iglesia, en este tiempo de proceso sinodal para apoyar decididamente el fortalecimiento de la comunión eclesial para el bien de los fieles y la gloria de Dios”, resaltó.
El Obispo Auxiliar también hizo un llamado de oración por más vocaciones a la vida consagrada y que nuestros hermanos puedan llevar adelante su ministerio con la ayuda del Señor.
Diáconos ordenados:
Diácono Ariel Cruz Gutiérrez – Parroquia San José, Sucre.
Diácono Nelson Chambi Balcera – Parroquia San José, Sucre.
Diácono Kenny Prieto Bellido – Parroquia Santo Domingo, Sucre.
Diácono Virgilio Constancio Moncada – Parroquia Nuestra Señora del Rosario, Incahuasi.
HOMILÍA MONS. ADOLFO BITTSCHI
ORDENACIÓN DIACONAL
10 de marzo 2022 en Sucre
Catedral Metropolitana Primada de Bolivia
Querido Mons. Ricardo, Mons. Jesús, Mons. Edmundo, queridos sacerdotes y diácono. Queridos papás de los candidatos, familiares, amistades y todos que colaboraron para discernir y fortalecer su llamado. Queridos seminaristas. Queridos candidatos al diaconado: Ariel, Kenny, Nelson y Virgilio.
Saludo a todos, queridos hermanos en Cristo aquí en la Catedral y a los que nos siguen por los medios de comunicación. Doy gracias a nuestro querido Arzobispo Ricardo Centellas quien me designó celebrar con ustedes su Ordenación de Diáconos. Gracias.
Juntos damos gracias a Dios quien nos llamó y hoy especialmente a ustedes que respondieron a su vocación, a sus padres aquí presentes, aunque ya falleció el papá de Virgilio y su madre no pudo venir, a sus formadores en el Seminario “San Cristóbal” en Sucre y “San José” en Cochabamba.
Gracias a los Hermanos Obispos, Sacerdotes y Diáconos y a todos ustedes, fieles del Señor, que estamos unidos en la oración por nuestros candidatos. Ustedes se ordenan durante los años del SÍNODO 2021 al 2023 convocado por el Papa Francisco. Esto ustedes no lo olvidarán. Se ordenarán Diáconos para servir a la comunidad, a la Iglesia, en este tiempo de proceso sinodal para apoyar decididamente el fortalecimiento de la comunión eclesial para el bien de los fieles y la gloria de Dios.
La 2ª Lectura, tomada de los Hechos de los Apóstoles, nos habla de los primeros 7 Diáconos de la Iglesia. Todos eran “llenos del Espíritu Santo y de Sabiduría”. La oración para el SÍNODO es del siglo IV y se dirige al ESPÍRITU SANTO. Tómenlo como tarea para el resto de su vida y como apoyo de su ministerio: invoquen cada mañana al Espíritu Santo, el Amor de Dios en persona. Porque al final de la vida todos seremos juzgados según el amor que hemos vivido o descuidado. Pidan que el Espíritu Santo encienda el fuego del amor en ustedes, un nuevo ardor para Dios y los hermanos. Pidan la renovación de las gracias y virtudes que recibieron en el Bautismo: la FE, la ESPERANZA y el AMOR; los siete dones del Espíritu Santo que recibieron en la CONFIRMACIÓN y sobre todo los frutos del Espíritu Santo, que son como el medidor de la SANTIDAD: caridad, gozo y paz, generosidad, comprensión y bondad, fidelidad, paciencia y domino de sí. Porque esa es nuestra MISION, la de todos: llegar a ser otro Cristo, ser SANTO como Él es SANTO. No lo somos aún, pero esa es nuestra meta tanto para padres de familia, abuelos, jóvenes y adolescentes: tenemos el ejemplo de Carlo Acutis y de tantos otros. El Espíritu de Dios se llama SANTO porque nos quiere contagiar con su SANTIDAD que es el AMOR. En el Sínodo, en el caminar juntos, el santo Padre nos pide tres pautas:
COMUNIÓN – PARTICIPACIÓN – MISIÓN
COMUNIÓN: DIOS mismo es en sí Comunión, común unión del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y quiere que nosotros sigamos su estilo de vida de vivir en común unión, comenzando en la casa parroquial o seminario donde viven. Hablen de sus ideas con el párroco o el rector del Seminario. Coordinen el trabajo. Compartiendo la vida de oración y contemplación. Necesitamos el silencio para, como Pedro, mirar a Jesús, para no hundirnos. Celebren juntos la Liturgia de las Horas y la Santa Eucaristía diaria, como también las comidas. Vivan y trabajen en comunión con los catequistas, autoridades, Sacerdotes y Diáconos en su Vicaría pastoral y no se olviden de su Obispo a quien prometen obediencia. Mientras Pedro obedecía a Jesús caminaba sobre las aguas.
Hablen con toda clase de personas, y más que hablarles traten de ESCUCHAR a todos. Yo aprendí mucho de los catequistas, de su confianza en Dios y de sus ideas inspiradas para la Pastoral como los encuentros mensuales en las comunidades. Esto es el punto de partida del Sínodo, tener el oído abierto para las penas, alegrías, preocupaciones, miedos y temores, también sus correcciones fraternas y sus sugerencias y pedidos de los fieles.
PARTICIPACIÓN: Porque Dios es amor no queda encerrado en sí mismo, sino su amor rebalsa, nos busca, nos habla y quiere nuestra colaboración para seguir construyendo su Reino instaurado por Cristo. Dios buscó a la joven Virgen de Nazaret, María, para poder encarnarse, hacerse uno de nosotros y nacer hombre. Hoy Dios precisa de todos nosotros como discípulos misioneros, y de ustedes, queridos Ariel, Kenny, Nelson y Virgilio de una manera especial muy de cerca, primero de Diáconos y luego de Presbíteros. Sigan el ejemplo de Dios y de Jesús que buscó a los Apóstoles y discípulos como sus mensajeros y oren como el Señor para encontrar en las parroquias buenas personas que puedan colaborarles en sus tareas pastorales. Sería un sueño desde hace tiempo si pudieran organizar la CÁRITAS PARROQUIAL que es el campo de acción propio de los Diáconos y que hace mucha falta para ayudarse entre vecinos a cuidar a los niños y a los ancianos.
MISIÓN: Los primeros Diáconos se preocupaban de las viudas y de los pobres, pero también anunciaron la Palabra de Dios que crecía rápidamente. “Esteban, lleno de gracia y poder, hacía grandes prodigios y señales en el pueblo” (He 6,8). Ustedes reciben también por la imposición de mis manos el poder de Dios para predicar que Cristo, el Crucificado, está vivo, está presente entre nosotros y que lo mejor que nos puede pasar en esta vida es conocer profundamente al Señor, al Resucitado. Anuncien con alegría el Evangelio de Cristo por todas partes: no solo en el templo, también en las escuelas y colegios, en los hospitales, a los enfermos en las casas y a los que están solos, abandonados por sus hijos. Apoyen a los catequistas en las comunidades. Convoquen a grupos vocacionales. Preséntenlos a Jesús, Hijo de Dios e Hijo de la Virgen María, resucitado, vivo y presente en sus vidas. (Les invité a releer la Carta de Papa Francisco “CHRISTUS VIVIT”). A partir de su ordenación pueden celebrar los Bautismos y bendecir los matrimonios.
Que ella, María, Madre de Dios y Madre nuestra, sea, después de su madre, la única mujer amada con todo el corazón en toda su vida consagrada.
Ave María Purísima…
[Fuente: CENACOM]