Análisis

CRISIS ALIMENTARIA, EL MAR Y BOLIVIA

La Cuadragésima Segunda Asamblea General de la OEA que está desarrollándose en Tiquipaya tiene como “leit motiv” tratar la crisis alimentaria que se vislumbra a mediano plazo en el continente americano. Se pretende abrir el paraguas antes de que llueva y eso es altamente positivo, puesto que las predicciones son sencillamente más que preocupantes…, ¡son aterradoras! como ya lo tienen estimado organismos internacionales especializados como, por ejemplo, la FAO. No es secreto para nadie que en nuestro continente existen países que por diversas razones geográficas, climáticas, geológicas, etc. tienen una capacidad limitada o mínima para la producción de alimentos, a lo que se agrega el abusivo uso que se ha hecho y se continúa haciendo de los suelos particularmente su “envenenamiento” con agroquímicos que están terminando de degradar la tierra.

En ese particular aspecto, Bolivia es un país privilegiado y más temprano que tarde está destinado a constituirse en una especie de granero y emporio de alimentos para una buena parte de América ¿Qué no se puede producir en Bolivia?

Los océanos y mares del planeta son otro gran emporio alimenticio que deben estar al servicio de la humanidad sin discriminaciones de ninguna naturaleza. El continente americano está íntegramente rodeado por aguas marinas con excepción de Paraguay y Bolivia, éste último país a consecuencia de una injusta y artera guerra de conquista.

Bolivia, previamente el Alto Perú y con anterioridad parte de los imperios Tiahuanakota e Incaico siempre tuvo costa sobre el ahora conocido como océano Pacífico, ésa es una verdad histórica debidamente documentada que no admite discusión.

Efecto de una guerra calculada, planeada y financiada a fines del siglo XIX desde un imperio del otro lado del Atlántico, que aún hoy mantiene sus estertóricas odiosas veleidades coloniales en el continente americano, en las “Malvinas” argentinas, Bolivia la “hija predilecta” del Libertador Bolívar, fundador del puerto marítimo boliviano “La Mar”, sufrió el despojo de toda su costa de más de  400 kilómetros de longitud sobre el Pacífico por intermedio del agresivo y ambicioso instrumento Chile, en una guerra perversa, de conquista y desigual.

Para completar la tropelía, el año 1904 Chile impuso por la fuerza del chantaje armado y de la corrupción, que por cierto vició el consentimiento de la República de Bolivia, un pseudo tratado a todas luces ilegal que no resistiría el más mínimo examen de una Corte proba e imparcial, así se trate de La Haya, habida cuenta de que paradójicamente, resulta ser el propio agresor Chile quien viola e incumple su propia imposición.

Es pues apenas lógico que la 42ª Asamblea General de la OEA, ratifique plenamente su resolución pronunciada en La Paz en 1979 y más allá de ello se pronuncie en forma digna, valiente, categórica y justa sobre el legítimo derecho que le asiste a Bolivia para demandar ante una Corte Internacional su reintegración con soberanía plena a la costa del Pacífico que le pertenece, para entre otras cosas vitales, gozar del beneficio de los alimentos que tan generosamente le brindan a la especie humana los océanos y los mares.

El autor fue embajador y parlamentario