La amistad, oraciones y apoyo demostrados por el presbiterio a lo largo de sus cincuenta años de sacerdocio fueron agradecidas por el Cardenal Julio. Recordó que este tiempo de gracia que vive desea que no se enfoque en su persona sino que sirva para una entrega de lo poco que pueda quedar de vida no al servicio de Dios y la iglesia.
“Gracias por sus oraciones podemos entrar todos en oración y hacerla algo para todos los sacerdotes, por todos los que un día dijeron sí al Señor, por todos los que sufren, dudan, por todos los que se han cansado y que volvamos a vivir el lenguaje del amor, de la caridad basado en la fe”.